Este puente por fin ha llovido, han bajado las temperaturas. La verdad es que el otoño tiene su encanto, con las hojas en el suelo y los colores increíbles.
La parte mala es que tenemos que empezar a prepararnos para lo que nos espera...
Lo primero, los catarros.
Eso si no tenemos a los peques con los moquetes colgando ya, porque con estos cambios de tiempo no había manera de acertar. Abrigados por la mañana, muertecitos de calor a medio día... Ahora ya no hay duda que valga. Algunos colegios incluyen como parte de los uniformes las prendas de abrigo: forro polar, parka, cardigan... En otros casos no imponen nada más que el color (en nuestro caso, vale cualquier prenda de abrigo de color azul marino). Y quien tenga libertad para elegir, una buena cazadora.
Otro problema para enfrentarse en octubre: los piojos.
El otro día nos comentaba una mamá en el parque que su hija había llegado con picor de cabeza y todas nos pusimos a temblar. Si alguien conoce algún remedio infalible que por favor deje sus comentarios debajo, ¡nos interesan! Porque nadie da con la fórmula. El otro día nos llegó por correo electrónico un remedio en plan "truco de la abuela", pero no nos vemos embadurnando de mayonesa la cabeza de las niñas y aguantando toda la noche. Porque puede que desaparezcan los piojos (aunque somos un poco escépticas al respecto) pero y si se nos llena la habitación de otro tipo de bichitos? Mejor no...
Bueno, por lo menos parece que hemos sobrevivido a la cuesta de septiembre... Pero la verdad es que el pobre bolsillo no tiene tregua: empiezan las extraescolares, las excursiones... Y un día te viene el niño y te dice: mamá, no encuentro el jersey del uniforme. O... estaba jugando al fútbol y me he roto el pantalón. Antes de echarte a llorar piensa en comprar de segunda mano, seguramente merezca la pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario